Spanky Project, en busca de lo posible

Yandry Fernández Perdomo
11 min readApr 6, 2020

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Toby, el perrito que Miguel rescató. Foto: Darían Bárcenas

Por Erika Alfonso, Tu Cu, Dayana Lavastida, Merlin Barroso, Yaima Branchi-Alfaro, Darián Bárcenas y Yandry Fernández Perdomo

Toby vaga por las calles en busca de algún bocado que sirva de alimento. Con suerte encontrará algo en la basura y podrá alojarse tranquilo en cualquier rincón para descansar. Pasa el día desapercibido por casi todos los vecinos del Barrio Obrero en el capitalino municipio de San Miguel del Padrón, a la espera de que sus ojos tristes tiñan de pena el corazón de algún salvador.

Sin dudas, el día que conoció a Miguel la vida de este cachorro de tres años cambió completamente. Junto a él, otros 39 perros son los más afortunados del barrio por tener el cariño de un hombre que comparte lo poco que tiene con ellos, su única familia.

Un pequeño contenedor dentro de una finca sirve de refugio para Miguel y sus moradores. El “perrero” del barrio los mantiene gracias a la caridad de los vecinos y amigos. Miguel perdió hasta su trabajo de custodio en una escuela del municipio, por llevar algún que otro animalito para hacer las guardias.

Mantener a los 40 perros sanos resulta una tarea compleja hasta para las personas que tienen todas las condiciones económicas, pero gracias al Spanky Project, organización canadiense no gubernamental encargada de ayudar a los animales, Miguel puede tenerlos con salud durante casi todo el año.

En otro extremo de La Habana, Grisell va camino a su casa después de un día de trabajo, y un fuerte sollozo llama su atención. Dentro de un cesto de basura había doce cachorros hambrientos y muy pequeños. Consternada, decide no dejarlos a expensas de la muerte.

“Puse los perros dentro de una caja en un parquecito frente a mi casa, porque mi hogar es muy pequeño para tenerlos a todos allí. Un día unos niños les lanzaron piedras y se murieron muchos, otros no sobrevivieron por ser tan pequeños. Regalé algunos y me quedé con dos. Un día me pusieron dos gatas en la puerta, y a otra la encontré también en la basura”, explica.

La perrita rescatada de la basura por Grisell. Foto Darían Bárcena

Al igual que Miguel, Grisell quiere esterilizar a sus mascotas. Ella sabe que esa opción es la mejor para que la gran cantidad de animales que hoy proliferan en las calles habaneras y de todo el país se reduzca cada vez más. En la Quinta de los Molinos, estas dos personas y muchas otras han encontrado un lugar que reúne a los benefactores de animales para brindarles un cuidado y una atención médica completamente gratuitas, a través del Spanky Project, una organización no gubernamental sin fines de lucro incorporada por la legislación federal en Canadá que trabajaba con el objetivo específico de proporcionar ayuda a los cubanos y a las organizaciones en la Isla que se dedican al bienestar animal, especialmente con los perros, gatos, palomas y caballos.

Grisell también resultó beneficiada con el proyecto. Foto: Darían Bárcena

Desde Canadá a Cuba, el carisma de la solidaridad

Hace algunos años Susana Hurlich, de origen canadiense y antropóloga de profesión, trabajaba con un grupo de asociación de ese país con Cuba. En ese entonces, mientras revisaba algunas publicaciones de una revista, recuerda que le llamó había un grupo llamado Spanky Project, destinado a ayudar a los animales en la Mayor de las Antillas. “Siempre me ha interesado la protección de animales. Anteriormente trabajé de voluntaria ayudando a estas mascotas aquí en Cuba y por eso me integré al proyecto”, comenta.

Susana es una de las más activas colaboradoras del proyecto. Foto Darían Bárcena

Esta organización también agrupa a veterinarios de diferentes países que participan de modo regular en campañas de esterilización, desparasitación y educación. Según datos ofrecidos por los coordinadores del Proyecto, desde el año 2003, el Spanky Project ha esterilizado de más de 2 mil perros y gatos. Hasta la fecha estas campañas se han llevado a cabo de manera gratuita en las provincias de La Habana, Mayabeque y Pinar del Río.

“El corazón es el principal medio para cuidar bien a los animales. Nosotros queremos establecer relación con esas personas que tienen animales bajo su custodia e intentamos que los traigan al proyecto, esa es nuestra forma de colaborar, dar estímulo a las personas”, apuntó Hurlich.

Spanky Project en desarrollo

Las principales actividades que organiza el proyecto están relacionadas con la esterilización, desparasitación, campañas educativas y la capacitación de profesionales en Cuba, además de la donación de materiales para las clínicas veterinarias ubicadas sobre todo en la capital.

En octubre pasado, la ONG desarrolló una de sus más importantes actividades en la Quinta de los Molinos, lugar que acoge al proyecto desde sus primeros vínculos con la Oficina de Historiador de la Ciudad de La Habana. “Fueron días muy emotivos porque vinieron muchas personas con sus mascotas y nos mostraron el amor que sienten por los animales, a través de sus historias y vivencias”, confiesa Terry Shewchuk, fundador y presidente de Spanky Project.

Leyssan fue el jefe del grupo de veterinarios que colaboraron en la campaña de octubre. Foto: Yandry Fernández

“Nunca nos hemos puesto a pensar en el costo real de cada campaña, pero es muy elevado porque va desde la trasportación, los vestuarios, los instrumentos y las medicinas”, expresa Leyssan Cepero Fiallo, médico veterinario, vicepresidente nacional de la Sociedad de Clínica y Cirugía Veterinaria en Cuba y representante de la organización canadiense Spanky Project en la Isla.

La campaña tuvo importantes contribuciones en cuanto a la esterilización y desparasitación de perros y gatos, con dueños y abandonados de los principales barrios de la capital, especialmente en los municipios de Centro Habana y Habana Vieja que constituyen zonas priorizadas por el grupo. Estos fueron algunos resultados de la campaña:

Infografía 1: Resultados de la Campaña.

Por su parte, Osita fue una de las perritas beneficiadas con el proyecto. Según relata los custodios de la Clínica de Carlos III, Osita estaba en un estado de parasitosis total por vivir tanto tiempo sin atención veterinaria. Cuando sus rescatistas la trajeron a la campaña que organizó Spanky Project, fue uno de los primeros animales que se le aplicó la esterilización como un método que, como afirma Susana, es uno de los métodos más eficaces para controlar las poblaciones de animales, especialmente los de la calle. “Con esto se logra una rebaja gradual en el número de animales abandonados”, asegura.

Ahora bien, el doctor cubano Viacheslav Zenkov, “el ruso”, apodado así por la procedencia de sus padres, precisa que la esterilización en perros y gatos tiene dos enfoques: uno social y otro de bienestar. “El enfoque social se da para control la población y que haya menos animales en las calles”, explica.

El otro enfoque es el de bienestar y de beneficio para el propio animal. Este especialista señala la complejidad del tema y lo califica de “polémico”. “En Cuba a veces te encuentras un poco de resistencia por esa parte, porque pudiera pensarse que los veterinarios no tenemos derecho a extirparle a ningún animal un órgano, pero casi siempre, cuando se acude a esta técnica es porque lo necesita”, añade.

Una colaboración necesaria

El trabajo de Spanky Project no fuera posible sin el apoyo de otras organizaciones no gubernamentales cubanas como la Sociedad Cubana de Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC), presidida por Marta Oneida Pérez Cortés.

Esta entidad desde hace años ha intentado crear un refugio canino con fines adoptivos y aprobó la acogida de mascotas en casas-museos y jardines. Muchas de ellas pasean por las calles con una identificación en el cuello, donde aparece su foto, nombre y entidad protectora.

“Nuestro trabajo con Spanky Project es contribuir con las campañas educativas y extenderlas hacia disímiles lugares, y con la colaboración de los trabajadores de este la Quinta, empleamos este espacio, propicio para todas las labores que se realizan”, asegura Pérez Cortés.

También, el apoyo de los propios estudiantes cubanos de veterinaria resulta decisivo. En la pasada campaña, se incorporaron 34 estudiantes de la Facultad de Medicina Veterinaria, pertenecientes al grupo Veterinarios por la Salud y la Protección de los Animales (VESPA), quienes, como parte de la expansión del grupo, prestaron servicios y recursos para la esterilización de 30 animales en San José de las Lajas.

Los estudiantes de veterinaria fueron los encargados del cuidado de los animales en el proceso post-operatorio. Foto: Yandry Fernández

Dainelys Díaz León, estudiante de veterinaria refirió que participar en esta labor tan humana y más desde el ángulo de su profesión ha sido una experiencia satisfactoria porque mantiene contacto directo con los animales y asimila la práctica desde primer año.

¿Legalmente protegidos?

Si bien es cierto que una gran parte de la población cubana tiene conciencia de la importancia que tiene el cuidado de los animales, hay otra gran parte que los maltrata arbitrariamente, causándoles muchas veces hasta la muerte, sin que esta acción en perjuicio de la naturaleza sea castigada por la Ley.

Existen instituciones dedicadas a concientizar a la población de la necesidad que implica para el ser humano la preservación de los animales como es el caso de la Asociación Cubana de Protección de Animales y Plantas (Aniplant). Fundada en febrero de 1982, Aniplant es una ONG afiliada al Ministerio de Agricultura que cuenta con sedes en todas las provincias del país.

Su presidenta, Nora García Pérez, comentó en una entrevista publicada en el Blog Isla al Sur, que desde el año 1988, la organización presenta sistemáticamente un anteproyecto de Ley de Protección Animal al Ministerio de la Agricultura, aunque no ha tenido éxito.

“La última de esas propuestas fue elevada en 2007 y contó además con la participación del Consejo Científico Veterinario, que tiene carácter no gubernamental. El activismo cubano trabaja en un contexto legal pobre, donde existen solo algunas regulaciones sanitarias y para la explotación de animales de carga, que ciertamente resultan insuficientes.”, acotó García Pérez.

Un informe publicado por la agencia IPS en el año 2013 destaca que, en 2012, Aniplant realizó más de 4.000 castraciones (pagadas y gratuitas), la mayoría de ellas en la capital y en las provincias de Holguín, Artemisa, Matanzas, Camagüey y el municipio especial Isla de la Juventud.

La legislación cubana no cuenta con disposiciones que sancionen legalmente a los maltratadores de animales, ni siquiera que adviertan la prohibición del maltrato a los animales callejeros, aunque el Código Civil se refiere a este tema en la sección tercera dedicada a la responsabilidad de las personas naturales, específicamente en su artículo 94: “El poseedor de un animal o el que se sirva de él, es responsable de los daños y perjuicios que cause, aunque se le escape o extravíe, a menos que se hayan producido inevitablemente o por culpa exclusiva del perjudicado o de un tercero”.

Las calles de las ciudades cubanas se poblan de perros abandonados. Foto: Yandry Fernández Perdomo

“Entre las principales causas de abandono se encuentran la enfermedad, el embarazo de las hembras y la vejez; también, el cambio de domicilio, la salida del país y el divorcio de sus dueños. El medio no les ofrece posibilidades de sobrevivir, la sed y el hambre les degradan la salud rápidamente, sobreviven con huesos y agua sucia.”, añadió García Pérez.

La Ley de Protección Animal en Cuba es, en estos momentos una utopía. Ante la imposibilidad de que se apruebe, la única alternativa es la concientización ciudadana y el apelar a los buenos sentimientos que lleven a los maltratadores a cesar sus acciones malintencionadas.

Marta Oneida Pérez Cortés, presidenta de la Sociedad Cubana de Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente enfatiza en lo significativo del trabajo educativo y de concientización con la sociedad, para lograr una mayor protección de animales.

“Creo también que sería necesaria una ley de cuidado animal y el trabajo educativo conjuntamente con las charlas deben tener un lugar más preponderante que el que hoy ocupan, porque, aunque exista la ley, si no hay conciencia de la población, el problema seguirá prácticamente igual”, destacó Pérez Cortés.

Porque se necesita educar…

Más allá de desarrollar campañas para la esterilización en perros y gatos, el Spanky Project coloca su visión en otra tarea de igual importancia, que, a su vez, tributa al cumplimiento satisfactorio del trabajo médico realizado por los especialistas veterinarios a la comunidad canina y felina necesitada de estos cuidados, se trata de la implementación de programas educativos dirigidos al personal y a las entidades que convergen en la protección de animales.

“Es preciso reconocer que la labor educativa que se realiza desde el jueves hasta el domingo es muy necesaria, porque no basta solo con esterilizar a los animales sino se educa a las personas. Nuestras campañas también se desarrollan en otras provincias como Mayabeque y Artemisa”, señala el médico Cepero Fiallo, quien además representa a Spanky Project en el país.

La educación a los involucrados en estas tareas es asunto que preocupa y ocupa a Susana Hurlich, porque la cosa importante para ellos que trabajan seriamente con animales es el dueño o el cuidador, porque se necesita educar y la califica de esencial.

La labor educativa comienza hablando con los dueños. Durante la última campaña se realizó un programa educativo y se realizó el taller Conozca a su veterinario.

Mientras esperaban por la recuperación de sus mascotas, los asistentes a la campaña recibieron consultas de los veterinarios encaminadas a promover el cuidado de los animales. Foto: Yandry Fernández

Agrega Hurlich que una de las primeras charlas fue sobre la importancia de la esterilización y las demás fueron intercambios abiertos con el público. Esta fue la sección más atractiva para las personas porque al decir de Susana, “hay mucha distancia entre el público y el veterinario”.

“Es vital escuchar las preocupaciones e inquietudes del público. Los dueños necesitan hablar con el veterinario para recibir información, pero el veterinario también necesita escucha cuál es la preocupación del grupo”, añadió.

También comenta que en el proyecto disponen de especialistas para hablar sobre el comportamiento de estas mascotas, la adecuada alimentación, geriatría, entre otros aspectos.

La iniciativa se extiende

Además de las importantes campañas de esterilización, según comentó Leyssan, el coordinador de dicha ONG en la Isla, el proyecto labora con los cocheros de La Habana Vieja a los cuales se les ofrecen cursos desde el jueves a domingo y se trabajan con los animales.

Como resultado de esta actividad, también los organizadores de la iniciativa establecieron vínculos con la filial provincial de Mayabeque de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), que ha comenzado a trabajar con los cocheros de Güines. En julio 2016, y a petición de ellos, el Spanky Project se llevó a cabo una campaña modesta de desparasitación equina para los cocheros de Güines.

“Toda esta colaboración ha sido muy beneficiosa para ambas partes”, comenta Leyssan. “En una de las últimas campañas, la Cooperativa de Cocheros “El Carruaje” puso a nuestra disposición dos vagones tirados por caballos, brindando transporte gratis a las colonias de gatos atrapados en La Habana Vieja hacia y desde la clínica de esterilización”.

También destacan las campañas de desparasitación a las palomas de la Plaza de San Francisco de Asís, en La Habana Vieja que se coordinan junto a la Sociedad Cubana de Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente.

El Spanky Project parece ser la solución más acertada a la reproducción descontrolada de animales en las calles y a la atención médica que deben recibir y que la mayoría de las ocasiones no reciben. Largo es el camino a transitar para los protectores de animales en Cuba, sobre todo por la ausencia de un marco legal que proteja a las mascotas y condene a los maltratadores, pero con la buena voluntad y el amor que unen a esa cofradía la lucha será menos difícil. Solo nos queda entonces el comprometernos con la causa para que el eslogan de ser realistas y hacer lo imposible vaya más allá de una simple consigna.

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Yandry Fernández Perdomo
Yandry Fernández Perdomo

Written by Yandry Fernández Perdomo

Soy periodista freelance cubano, ahora radicado en España, y un enamorado de la fotografía.

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