Peregrinos en tiempos de Pascua
Por Yandry Fernández Perdomo, publicado en Vida Cristiana.
Imagina que mañana irás hacia un largo viaje en solitario y apenas tendrás una mochila para todo el recorrido. Pero ten en cuenta que si cargas muchas cosas en ella te pesará mucho en el camino y prácticamente no podrás avanzar. En ese pequeño equipaje entonces solo llevarás lo esencial y por sobre todas las cosas estarán tú y tu espíritu.
El pasado año, cuando decidí empezar un nuevo camino en España, no solo dejaba detrás una gran familia y amigos, también la cercanía con mi comunidad católica de origen, esa con la que me sentía especialmente vinculado en todas las misiones de la Iglesia.
En este rincón de Europa es común celebrar la Semana Santa de diversas formas, desde las tradicionales procesiones de las cofradías de cada una de las diócesis, hasta quienes se empeñan en peregrinar hacia la tumba del apóstol Santiago, a través de diferentes rutas y caminos que atraviesan toda Galicia.
Fue esta última opción, la del camino y la mochila vacía, la que tomé. Durante cinco días, mientras caminé más de 100 kilómetros hacia la Catedral de Santiago de Compostela, experimenté un gran desprendimiento de lo material para centrarme en lo verdaderamente importante: el crecimiento espiritual.
Mientras rezaba y meditaba en cada jornada también encontré otros muchos peregrinos, una comunidad de personas jóvenes y mayores que caminaban juntos en busca de una existencia más profunda y auténtica. Fue un hermoso confluir de experiencias, testimonios y culturas.
Para quien vive la cultura del peregrinaje hay un punto de inflexión: la conexión total con el Creador de toda nuestra existencia, ese que nos regaló a Jesús resucitado. En estos tiempos de Pascua, cuán importante es volvernos peregrinos de la Esperanza.
No importa dónde y cómo estés en este momento de tu vida. Jesús nos llama hoy y ahora a ser peregrinos, a tomar lo esencial en nuestras mochilas, valorar lo que tenemos y lo que somos en este momento, ir en su búsqueda y ser luz para los hombres y mujeres de este mundo. ¿Te atreves a intentarlo?