La prensa católica en Cuba: una historia digna de recordar (Parte I)
Por Yandry Fernández Perdomo, en colaboración especial con Boletín Vida Cristiana
Una de las historias más ricas y a la vez poco estudiadas en nuestro país es la de la prensa católica. La pionera de las publicaciones nacidas en la Iglesia cubana fue la revista La Verdad Católica, que vio la luz en la década de los cincuenta del siglo XIX y que fue continuada por la Revista Católica. Luego le siguió el Boletín Eclesiástico de La Habana, en la década de los sesenta del mismo siglo, hasta que el episcopado cubano decidiera que fuera nacional y pasara a llamarse Boletín de la Provincia Eclesiástica de Cuba en 1916, y después de 1925, Boletín de las provincias eclesiásticas de Cuba.
Entre las revistas católicas editadas entre 1918 y 1935 se encuentran: La Aurora, El Faro, La Voz de la Verdad, Labora, España Integral y Revista Antillana. Entre los boletines estuvieron: Colón, Los pajes del Santísimo, La Caridad, La juventud católica, La Salle y Antiguos alumnos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
De perfil reducido a lo propio de cada congregación religiosa estaban: La milagrosa, de los Padres Paúles; El Mensajero, de los jesuitas; El Rosal Dominicano, Estampas y Catequística, de los dominicos; Aromas del Carmelo, de la comunidad de religiosos de los Carmelitas y El Mensajero Católico, de los escolapios. Aparte de estas publicaciones, estaban las llamadas hojitas parroquiales.
Por si fuera poco, casi todos los periódicos nacionales tenían una sección de noticias católicas diarias. En ellos se destacó la labor periodística de Joseíto Veiga, en La discusión; del padre Viera, en El Mundo, y su sustituto, el padre Chaurrondo; del padre Urra, en La Prensa; del padre Diego, en La Lucha; los hermanos Gabriel y Eugenio Blanco desde el Diario de la Marina y Tomás de la Cruz (Conde de Lelis), en El País.
Otra importante labor dentro del periodismo católico fue desarrollada por fray Ignacio Biaín Moyúa, franciscano español y director a partir de 1955 de la revista bimensual La Quincena. En sus editoriales “denunció con reiteración los abusos a los obreros y campesinos y censuró con dureza a los patronos por su corrupción moral”.
Por otro lado, el diario El Mundo, dirigido por José Gómez-Wangüemert, puso a disposición de la Iglesia la sección “El Mundo Católico”. La jerarquía de la Iglesia designó y aceptó al padre Biaín para llevar esa sección. Después de la salida del Padre Biaín en 1962, Monseñor Evelio Díaz nombró al padre Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal a cargo del importante espacio, quien también polemizó con personalidades como el filósofo Aurelio Alonso que escribía en el Caimán Barbudo.
Con el triunfo de la Revolución cubana en 1959, y ante el nuevo panorama de los medios de comunicación de la época como consecuencia de las nacionalizaciones, la Iglesia católica cubana se quedó sin espacios en la prensa para comunicar su mensaje.
¿Cómo logró entonces comunicar su mensaje en medio de estas nuevas circunstancias? Esto te lo contaremos en la segunda parte de este resumen.